miércoles, 2 de octubre de 2013

El mundo de los lavabos


Típico lavabo de un bar lovaniense: compartido. ¿Curioso no? Los chicos que quieran miccionar deberán hacerlo a la vista de tod@s los que entren. Las chicas tenemos suerte, después de pasar por la zona de sólo chicos, podemos hacer nuestras necesidades detrás de una puerta.

La primera vez que fui a un bar en Leuven me dio por ir al baño. Entré, vi, salí, me quede pensando y volví a entrar pero con la cabeza agachada. No sabía si me había equivocado y estaba entrando al servicio de chicos. Cuando salí se lo comenté a mi compañero y ni él ni yo supimos si me había equivocado, así que nos fuimos con la duda.

Unos cuantos días más tarde volví al mismo bar, esta vez con otra gente, era una reunión de estudiantes internacionales. Dio la casualidad que me encontraba cerca del lavabo cuando una chica entraba en ellos, veía, salía y me preguntaba si se había equivocado. Le contesté, como si aquella fuese mi casa, que no había error alguno. De esto me había dado cuenta unos minutos antes cuando me fijé en el sexo de las personas que iban entrando.

Este tipo de servicios no son nada inusual en esta pequeña ciudad universitaria. Esa misma noche fuimos a una de las pocas discotecas que hay y, sí, antes de irme a casa decidí ir al lavabo. Corroboré lo que ya era casi una certeza y que me gusta llamar -quizás ingenuamente- diferencia cultural.

¡Hasta la próxima!

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